Etimológicamente hablando se puede caer en el error de denominarlo como un jardín seco y pensar en un jardín protagonizado por cactus y crasas sobre un terreno pobre y pedregoso en el que predominan los colores terreos y verdes grisáceos.
Sin embargo la realidad es bien distinta: podemos realizar xerojardines tanto en mitad del desierto como en el corazón de la selva subtropical, tan sólo debemos elegir la flora adecuada.
¿Qué es entonces un xerojardín?
Es aquel que no requiere de riegos suplementarios para su desarrollo.
La Xerojardinería se basa en el uso eficiente del agua reduciendo las necesidades de riego casi a la mínima expresión. Desde esta perspectiva las plantas autóctonas son lógicamente las más eficientes en el consumo hídrico por estar perfectamente adaptadas a los períodos de lluvia y sequía, favoreciendo además la creación de habitats naturales en el que convivan flora y fauna silvestre.
En la década pasada los jardines eran la carta de presentación del status social y la incorporación de plantas exóticas suponían una garantía de éxito. Ahora sin embargo la tendencia ha cambiado y se imponen los jardines de escaso mantenimiento.
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